29 de junio de 2015

Mi anécdota de lactancia: Ni nada, ni nadie

La teta sin arroz.


Buenos días a tod@s!!!
Hoy os traemos algo un poco diferente. No se trata de una historia de lactancia con un principio, sus dificultades y su final feliz (Ojo, no todos los finales son felices, pero... de momento hemos preferido empezar por lo positivo) como las que habéis leido hasta el momento. Lo de hoy es más bien... una anécdota!!! Una anécdota de hasta qué punto puede afectar la presión social en nuestra lactancia... perdón, no sólo en nuestra lactancia, sino en nuestra maternidad en general (y paternidad, que no me olvido de vosotros, queridos papis). Esta anécdota es un ejemplo de lo que muchas de nosotras hemos tenido que pasar en nuestro día a día. Y es que la gente se cree con derecho de opinar sobre nuestra capacidad de amamantar, de criar a un ser con nuestro propio cuerpo de, en definitiva, ser mamíferas!! Por que es lo que somos, que no se nos olvide. Y esa palabra significa, según la Real Academia Española de la Lengua:

MAMÍFERO, MAMÍFERA (adj/nombre masculino):

- (Animal) Que es un vertebrado caracterizado por presentar glándulas mamarias que solo son funcionales en las hembras y que éstas utilizan para alimentar a sus crías.

Qué natural, verdad?? Entonces... porqué tenemos que escondernos?? Por qué para realizar un acto tan puro y natural como amamantar tenemos que girarnos o esconder a nuestro bebé bajo una muselina??
Os invito, mamás, a que mostréis vuestras TETAS con orgullo, pues son el alimento de vuestros hijos tanto nutricional como emocionalmente. QUE NO OS PONGAN CARA A LA PARED.




No soy joven, tengo edad y capacidad suficiente como para plantarle cara y teta a cualquiera que lo “necesite”. Y, sin embargo, una extraña  situación me ha dejado cao este fin de semana.
Este fin de semana decidimos llevar a mi bebita de viaje a conocer a unos familiares de mi marido. Aún no tiene los tres meses por lo que el viaje le resulta bastante estresante, por lo que paramos en mitad del camino para darle su teti. Esto hizo que llegásemos más tarde, supongo que todas sabéis a qué me refiero.
Cuando llegamos, todos estaban ya comiendo. Imaginaros la escena: voces, risas, besos, abrazos, dame a la niña, no que quiere su teti... ya era tarde, mi niña ya estaba en brazos de una desconocida para ella que le decía cosas a la cara, de forma chillona; la llevaba su padre en  brazos y era su familia...

-Uy,  que genio tiene, ¿pero qué le pasa?
-Que quiere su teti
-Ay pero es que no tiene espera...
-Pues no. (Pero como vosotros, pensé yo, que también estáis comiendo.
-Bueno pues venga dale su tetica, siéntate aquí.

Y cuál es mi sorpresa, cuando me doy cuenta  de que le han dado la vuelta al sillón y nos habían puesto de espaldas a todos los demás. Con estupor comprobé cómo nos habían castigado de cara a la pared, para dar de comer a mi bebita. Para hacer lo que la humanidad lleva haciendo desde el origen de los tiempos.
Nada de comer en la mesa con todos mientras ella come su tetica con una servilleta por encima para que no se llene de arroz ni pizcos de pan. Y yo pensé, como mi bebita decida que ésta es una de sus tetas sin fin, hoy no como.
Ni que decir tiene que lo hicieron con toda la mejor intención del mundo, quizás pensaron que estaría incómoda, pero se  puede preguntar, y  yo podría haber protestado, pero NO LO HICE.
Me quedé cuajada, de nada me sirvieron mis años ni mi capacidad.
A las 4 de la tarde me puse a comer, ya sola y sin ganas evidentemente. Y la única forma de protestar ante tanto absurdo fue sacarme la teta de nuevo mientras me comía el arroz, a la mínima que mi niña, debido a su extrañeza, empezó a penosear un poco.

“Triste es esta sociedad que se escandaliza de ver cómo se alimenta un bebé”



Fdo: Ni Nada ni Nadie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario