Documentación


 ENLACES DE INTERÉS

Para consultar medicamentos durante la lactancia:
http://e-lactancia.org/

Asociación española de pediatría, Comité de lactancia materna:
http://www.aeped.es/comite-lactancia-materna

La Liga de la Leche, España:
http://www.llli.org/langespanol.html

Organización Mundial de la Salud y lactancia materna:
http://www.who.int/topics/breastfeeding/es/

Unicef, lactancia materna:
 http://www.unicef.org/spanish/nutrition/index_24824.html

Federación Española de Asociaciones pro Lactancia Materna:
http://www.fedalma.org/

 Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia :
https://www.ihan.es/ihan/



ARTICULOS DE INTERÉS

La duración de la lactancia materna

A los grupos de apoyo a la lactancia materna acuden madres con bebés lactantes de todas las edades, desde pocos días a varios años.
Al principio pocas madres tienen una idea clara de hasta cuando quieren amamantar y, a menudo, las expectativas y la realidad acaban por no coincidir en cualquiera de los dos sentidos.
Del mismo modo que hay madres que abandonan la lactancia materna de sus hijos antes de lo que tenían pensado por varias razones, es fácil que una madre reciente se sorprenda al ver a otra amamantar a un bebé de varios años, para descubrirse a sí misma, pasado el tiempo, amamantando a su hijo durante más tiempo aún.
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Todas las madres coinciden en que después de los primeros meses, conforme pasa el tiempo y siguen amamantando, la presión externa para que desteten va en aumento. Familiares, amigos, conocidos, profesionales, etc, cuestionan sin venir a cuento la decisión de la madre y empiezan a ver algo raro en el hecho de que siga amamantando, sobre todo más allá del año.
En ocasiones hay madres que acuden al grupo de apoyo después de que algún profesional les haya afirmado que su conducta era extraña, o bien redactado informes desfavorables para la educación, servicios sociales, procesos de separación y divorcio, e incluso, en el caso de adopciones.
Por otra parte las estadísticas de los servicios de salud muestran que cada vez más madres amamantan y lo hacen durante más tiempo. Por ejemplo, según datos del 2010, un 21,7% de las madres siguen amamantando a sus hijos después del año.
Así que más pronto o más tarde, por distintas razones, surgen las preguntas ¿Hasta cuándo hay que dar el pecho? ¿Hasta cuando puedo dar de mamar a mi hijo? ¿Cual es la duración “normal” de la lactancia materna? o cualquier otra similar.

¿Cuáles son las recomendaciones oficiales en el Siglo XXI respecto a la duración de la lactancia materna?

organismos nacionales e internacionales - apoyo lactancia materna
Sabemos que la postura oficial tanto de OMS como de UNICEF es clara:
El ideal de alimentación infantil es la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida del bebé, y mantener la lactancia materna, complementada con otros alimentos saludables y adecuados, hasta un mínimo de dos años y durante tanto tiempo como madre e hijo así lo deseen.
La Asociación Española de Pediatría suscribe las recomendaciones de los organismos internacionales y la Asociación Americana de Pediatría es incluso más contundente:
“La Academia no ha establecido un límite superior a la duración de la lactancia materna. Hay niños que son amamantados hasta los 4, 5 o 6 años. Esto puede ser infrecuente pero no perjudicial” Dr. Lawrence Gartner
Entonces cabe preguntarse porqué, a pesar de estas recomendaciones, tantas personas, profesionales o no, parecen encontrar cuestionable el hecho de que una madre pueda decidir amamantar a su hijo durante varios años.

¿Cual ha sido la duración de la lactancia materna a lo largo de la historia de la humanidad?

lactancia materna prolongada con gemelos
No hay forma de saber con certeza cual es la duración “natural” de la lactancia materna puesto que en realidad lo natural como tal no existe. La lactancia materna es una práctica que tiene tanto de biológico como de cultural y social, y que ha ido experimentando cambios en el tiempo y en el espacio.
Las disciplinas que pueden ayudar a hacernos una idea más precisa de cuáles han sido las prácticas de lactancia materna a lo largo de los siglos, llevadas a cabo por los seres humanos como especie de mamíferos, son:
  • Antropología
  • Etnografía
  • Etología
  • Historia
  • Literatura y arte
  • Estudio radio-químico de hueso y dientes

¿Qué dice la antropología sobre la duración de la lactancia materna?

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La antropología es la ciencia que estudia al ser humano de una forma integral. Para ello recurre a herramientas y conocimientos producidos por las ciencias sociales y las ciencias naturales. La aspiración de la disciplina antropológica es producir conocimiento sobre el ser humano en diversas esferas, en este caso la lactancia materna, intentando abarcar tanto las estructuras sociales de la actualidad, la evolución biológica de nuestra especie, el desarrollo y los modos de vida de pueblos que han desaparecido y la diversidad de expresiones culturales y lingüísticas que caracterizan a la humanidad.
Así sabemos que, desde tiempos prehistóricos o muy antiguos hasta aproximadamente el último siglo, el tiempo de lactancia materna ha permanecido en la mayoría de culturas estabilizado entre los 18 meses y los tres años de vida, con introducción de otros alimentos entre los 6 y los 24 meses según culturas.

¿Qué dice la etnografía sobre la duración de la lactancia materna?

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La etnografía es el estudio sistemático de personas y culturas. Se trata de un método de investigación que consiste en observar las prácticas culturales de grupos sociales para contrastar lo que determinado grupo cultural dice y hace. Considerada a veces como una rama de la antropología social o cultural, se aplica al estudio de cualquier grupo que se pretenda conocer mucho mejor, en este caso las prácticas de lactancia materna de diversos grupos culturales.
Así sabemos, por ejemplo, cual es la duración de la lactancia materna considerada “normal” según diferentes culturas:
  • 3 a 4 años (sociedades del siglo XX en las que no se han diseminado fórmulas artificiales)
  • 1 año (pueblos de Samoa)
  • 1-2 años (tribus armenias)
  • 2-3 años (aborígenes australianos)
  • 3-4 años (habitantes de Groenlandia)
  • 5 años (pueblos hawaianos)
  • 7 años (pueblos esquimales)

¿Qué dice la etología sobre la duración de la lactancia materna?

lactancia materna prolongada
La etología es la rama de la biología y de la psicología experimental que estudia el comportamiento de los animales en el medio en el que se encuentran. Los objetivos de los etólogos son el estudio de la conducta, el instinto y las relaciones con el medio, así como el descubrimiento de las pautas que guían la actividad innata o aprendida de las diferentes especies animales. Así, los etólogos han estudiado en los animales aspectos tales como la agresividad, el apareamiento, el desarrollo del comportamiento, la vida social, la impronta y muchos otros. En el caso de las especies mamíferas han estudiado también sus pautas de crianza.
Si se estudian distintos parámetros de las pautas de lactancia materna y destete de los simios superiores, la especie de mamíferos más parecida al ser humano, podemos hacernos una idea de cuál sería la duración de lactancia materna “natural” de los bebés humanos desde el punto de vista biológico.
De este modo sabemos que, según el parámetro utilizado, la edad de destete natural correspondiente a los humanos estaría comprendida entre los 2,5 y los 7 años.
  • Peso al nacer x 4 (24-30 meses de lactancia materna)
  • Peso adulto / 3 (4 a 7 años de lactancia materna)
  • ƒ peso hembra (2,5 a 3,7 años de lactancia materna)
  • Gestación x 6 (4,5 años años de lactancia materna)
  • 1º molar permanente (5,5 –6 años de lactancia materna)

¿Qué dicen la historia, la literatura y el arte sobre la duración de la lactancia materna?

Se han encontrado testimonios en todas las épocas referidos a la lactancia materna, desde el 1900 a.C. hasta nuestros días.
lactancia materna antiguedad
Así sabemos, por ejemplo que:
  • En Mesopotamia (1900 a.c.) la ley 32 del Código de Esnunna contiene un contrato de nodriza por 3 años.
  • En la India, periodo Ayurvédico, (1800-1500 a.C.) se recoge 1 año de lactancia materna exclusiva y destete progresivo hasta los 3 años.
  • En un papiros egipcio puede leerse: “cuando naciste ella te llevó a su cuello y durante tres años te amamantó”.
  • Distintos escritos de Grecia (desde el siglo IV a. C.) y del imperio romano (siglos I a IV d. C) atestiguan duraciones de lactancias maternas de 2 a 3 años. Con todo también existe el testimonio de Plotino, filósofo greco-romano del siglo III d. C., que al parecer se sintió profundamente avergonzado cuando le sorprendieron lactando cuando ya iba a la escuela de gramática, hacia los ocho años.
lactancia materna medieval
A lo largo de los siglos existen testimonios sobre la duración de la lactancia materna en diferentes culturas:
  • Macabeos (Biblia, s II a. C.): 3 años.
  • Talmud (S. III d. C.) recomienda 24 meses.
  • Corán (S. VII d. C.) el islam prescribe 2 años “completos”.
  • Médico persa Avicena (Ibn Sina, 980-1037): 2 años.
lactancia materna renacimiento y barroco
Ya más cerca de nuestra cultura en el tiempo existen múltiples testimonios referidos a las prácticas de lactancia materna:
  • Europa carolingia (s. VIII-X): 2 años.
  • Francia (s. IX): niños 2 años y niñas 1 año.
  • Europa feudal (s. XI-XIII): 18 meses.
  • Ramon Llull (1233-1315) Llibre d’Evast e d’Aloma e de Blanquerna: 1 año sea por madre o por nodriza sana.
  • Francia (s. XV): 2 a 3 años.
  • Joan Timoneda (1520-1583): 2 años.
  • Luis Vives (1525) en “De subventione Pauperum” dice: “Los niños abandonados deben tener un hospital donde se les crie. Los que sean de madres conocidas serán amamantados por ellas mismas hasta que tengan seis años, a partir de entonces se les ha de transferir a una escuela pública. Donde aprendan letras y buenas maneras, además de ser alimentados”.
  • Inglaterra (s. XV-XVI): sólo leche hasta los primeros cuatro dientes y destetados hacia el año de edad.
  • Obstetra Jacques Guillemeau (1550-1613): destete desde los 15 meses hasta los 2-3 años, cuando toda la dentición temporal haya erupcionado.Italia(s. XIV-XVI): un promedio de 2 años.
  • América del Norte (s. XVII):12 o 18 meses.
  • Rusia imperial (s. XVIII-XIX): la gran mayoría criados a pecho, pero desde las primeras semanas se les administraban otros alimentos y al año comían lo mismo que sus padres.
lactancia materna siglo XX
En las últimas décadas del Siglo XX se recogen también distintas pautas de lactancia:
  • Regiones de Sudamérica: 2 años.
  • Mundo árabe: una media de 18 meses (14 meses en Siria –19-20 meses en Mauritania y Egipto).
  • Países africanos: De 21 en Gambia a 42 en Costa de Marfil.
  • En 1989 de 46 sociedades no industrializadas del mundo se constató que en el 75% de los casos el destete se producía entre los 2-3 años y en el 25% el destete se producía a los 18 meses.

¿Qué dice estudio radio-químico de hueso y dientes sobre la duración de la lactancia materna?

atapuerca
Por lo visto el desarrollo de la dentición de leche ha sido considerado factor decisivo de destete en muchas culturas. La aparición de los primeros dientes marcaba el inicio de la alimentación complementaria, mientras que la erupción total de la dentición marcaba el destete definitivo.
Según José María Bermúdez de Castro, director del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH):
Los estudios realizados en los fósiles de Atapuerca concluyen que la leche materna tendría que ser el alimento principal de los seres humanos durante sus cuatro primeros años de vida.

En resumen:

  1. Aunque no podamos saber con certeza cual es la duración exacta que debería tener la lactancia materna en los seres humanos, según distintas disciplinas la duración habitual ha sido hasta hace poco mayoritariamente superior a los dos años.
  2. La percepción actual de que una duración corta (menos de 6 meses) de la lactancia materna es “lo normal” y las opiniones críticas contra la a veces llamada “lactancia prolongada” son fenómenos culturales muy recientes (último siglo), propios de la cultura occidental, sin ninguna base biológica o histórica.
  3. No hay razones científicas por las que se deba recomendar dejar la lactancia materna a una determinada edad.
lactancia materna denia 2013 - 2

¿Por qué entonces tantos profesionales desalientan o critican la lactancia materna después de los 3, 6 o 12 meses según el caso?

En general son muchos los profesionales (enfermeras, pediatras, psicólogos, logopedas, pedagogos, maestros, educadores, trabajadores sociales, etc.) que en cuanto conocen la existencia del mantenimiento de la lactancia más allá de lo que consideran “normal” aluden a problemas psicológicos futuros indeterminados o atribuyen a la lactancia cualquier problema de comportamiento, de desarrollo, o de salud.
No se trata sólo de una opinión, sino que ello puede tener consecuencias nefastas: como es la retirada de la custodia, un trato diferencial en el niño/a o con la familia y consiguiente perjuicio a nivel escolar, social, aparte de no buscar (si es el caso) las verdaderas causas del problema que padece el niño/a.
Ya hemos visto que desde distintas disciplinas no hay base científica que justifique ningún tipo de prejuicio respecto a amamantar durante varios años. A esto habría que sumar toda la evidencia sobre los diferentes beneficios de la lactancia materna para la salud de la madre y el bebé, beneficios que claramente se prolongan cuanto mayor sea la duración de la lactancia.
lactancia materna denia 2012 - 1
Tampoco está clara la expresión “lactancia materna prolongada” ya que según unos especialistas puede significar más de 3 o 4 meses, y para otros más de 6 o de 12, por lo que los prejuicios varían según la edad del bebé amamantado y las creencias propias de cada profesional.
Se han llevado a cabo revisiones sobre “Lactancia Materna Prolongada y Psicología” por Estivaliz Vegas, Patricia Trautman y Sally Kneidel, donde no se encuentran perjuicios en la lactancia materna prolongada.
Si hacemos una búsqueda de estudios científicos con la palabra clave Prolonged breastfeeding en MEDLINE encontramos más de 100 artículos, pero si lo combinamos con Psychological harm, Harm o Damage no encontramos, a principios del siglo XXI ningún artículo.
De estos 100 artículos o más, en general observamos que no hay ni uno sólo que hable de riesgos a nivel psicológico o perjuicios; algunos nombran un incremento del riesgo HIV; se concluye una disminución del riesgo leucemia; otros estudios encuentran una disminución del riesgo de asma; algunos concluyen que no hay disminución del riesgo de obesidad; se nombra la malnutrición en países en vías de desarrollo asociada a lactancias maternas prolongadas exclusivas (por falta de buena alimentación complementaria). En general, hablan de lactancia materna de más de 6 meses, no más allá.
lactancia materna denia 2013 - 1
Por otro lado, si en la misma base de datos MEDLINE, utilizamos las palabras clave Prolonged breastfeeding and benefits encontramos más de 10 artículos. De entre ellos encontramos 1 artículo de revisión (Piovanetti, Y. (2001). Breastfeeding beyond 12 months. An historical perspective. Pediatr Clin North Am, 2001 Feb; Vol. 48 (1)) el autor cita a un Psiquiatra (Coello-Novello) que afirma que “Es el niño con suerte, yo creo, el que sigue mamando hasta que tiene 2 años”. Hablan de la acumulada evidencia que apoya dicha afirmación y que la comprensión de los beneficios de la lactancia más allá del año tendría que apoyar el cambio cultural que acepte la lactancia materna prolongada como normal.
Algunos estudios concluyen menos problemas de ajuste social en niños amamantados de forma prolongada y una mejor percepción de relación de apego con los padres en adolescentes (por ejemplo, Fergusson et al. 1987, 1999).
lactancia materna denia 2012 - 2
Buscando en Bases de Datos de Psicología como PsycArticles (APA):
Con las palabras Prolonged breastfeeding no hay ningún artículo, En ProQuest sin embargo, con las mismas palabras hallamos apenas unos 40 artículos, uno de ellos relaciona dificultades sueño con lactancia y colecho (Benhamou, Isabelle, Sleep disorders of early childhood: A review. Isr J Psychiatry Relat Sci Vol 37, No.3 (2000).
Viendo ésto cabe preguntarse cómo, si no existen o son difíciles de encontrar estudios que demuestran que amamantar de forma prolongada tiene perjuicios ¿de dónde salen las opiniones contrarias de los profesionales, especialmente del campo de la Psicología?
En los Planes de Estudio en Psicología no hay ni una asignatura, durante la carrera, específica sobre lactancia materna. Sí que existe una asignatura donde se nombra la la lactancia materna, Psicología del Desarrollo I (desde la concepción a la adolescencia), donde se estudia el vínculo y los aspectos psicológicos beneficiosos de la lactancia materna en el neonato. No se especifica hasta cuando tiene que durar dicha lactancia.
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Si vamos más allá, siguiendo la formación de las y los Psicólogos, en Psicología Infantil hay básicamente 3 orientaciones teóricas:

Psicoanalítica o Psicodinámica

Si nos fijamos en algunos autores de la Orientación Psicodinámica vemos, por ejemplo, que Sigmund Freud no habla de una edad ideal de destete, sin embargo nombra que antes de los 6-9 meses incluso de los 11, le parece un destete precoz. Anna Freud, su hija, tampoco hablaba de una edad del destete. Melanie Klein decía que hasta los 2 años era “un factor muy favorable para el equilibrio y desarrollo de los niños”. En Psicoanálisis, la Teoría de la Frustración (Winnicot) parece justificar el destete: para que un niño avance en su desarrollo es necesario frustrarle, hacerle salir del Principio del Placer y acceder al Principio de Realidad. Son teorías no basadas en experiencia empírica.

Cognitivo conductual – Conductual

En segundo lugar el Conductismo prima la independencia de los niños/as, se suelen dar pautas para que éstos se independicen de sus progenitores. Priorizan así mismo la separación, los límites. La lactancia materna se ve como una dependencia de la madre.

Sistémica

Por último en las teorías sistémicas se tiene en cuenta a la familia como un sistema y las criaturas como parte de ese sistema. A la hora de trabajar lo hacen no sólo teniendo en cuenta el sistema sino todos sus miembros. Buscando en sus teorías no se suele hablar específicamente de lactancia.

A modo de conclusión, podemos afirmar que:

  1. Desde la Psicología no se ha determinado la edad ideal de destete.
  2. No se encuentran o son difíciles de encontrar estudios científicos que demuestren algún perjuicio de la lactancia materna prolongada, más bien se han encontrado evidencias de lo contrario.
  3. Algunas afirmaciones desde la Psicología se basan en opiniones personales y teorías no contrastadas.
Artículo redactado por Eulàlia Torras. Asesora de Lactancia de ALBA.
Colaboración de Jose María Paricio Talayero. Pediatra. APILAM. Lactancia materna prolongada: perspectiva histórico antropológica.
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Lactancia Materna y Mordiscos


Una gran pregunta que las madres lactantes reciben alguna vez durante su lactancia es: ¿Y no te muerde?
Pues no, lo habitual es que aprendan a mamar sin morder y aunque quizá lo hacen una temporada, saben y pueden mamar sin morder.
A partir de los 8 meses, algunos bebés pueden morder el pecho y ¡Empieza una temible y dolorosa etapa para las madres!  Aprender a frenar el proceso y reconducir la situación es básico, si no se hace a tiempo la situación se puede complicar y en ocasiones puede significar el final prematuro de la lactancia.
A pesar de que todo son mordiscos hay dos tipos de mordiscos: mordiscos conscientes y mordiscos inconscientes, y cada tipo tiene soluciones diferentes.
•          Los mordiscos inconscientes se producen cuando el bebé se duerme o se relaja al pecho y cierra la boca de manera no premeditada. También la salida de los dientes puede ocasionar indeseados mordiscos nocturnos. En estos casos, hay que tener paciencia e intentar retirar el pecho justo en el momento adecuado para que no se queden con el pezón dentro de la boca. Hay madres que colocan el dedo entre los dientes del bebé y el pecho cuando el bebé se va durmiendo, así si el bebé cierra la boca el mordisco se lo lleva el dedo.
•          Los mordiscos conscientes se producen cuando el bebé muerde el pecho y espera una reacción por parte de su madre. Podríamos considerar los mordiscos conscientes como una situación accidental, se produce un primer mordisco que causa una reacción en la madre, que conduce al bebé a un tipo de juego muy molesto y doloroso para la madre.

¿Qué hacer cuando los mordiscos son conscientes?
Cuando el bebé entra en una etapa de mordiscos conscientes hay que extremar las precauciones para intentar salir indemne:
•          Centrarse en la toma; hablar con el bebé, jugar, no perder el contacto visual... muchos mordiscos se producen por un reclamo de atención. Si dejamos todo lo que hacemos para estar pendientes del bebé es posible que no muerdan.
•          Cuando el bebé muerde de manera consciente, mira a la madre, se ríe, espera una reacción. En este sentido, es importante, a menos que nos pille desprevenidas, intentar no chillar o apartar al bebé de manera brusca. Tampoco hay que reír, los mordiscos duelen pero, cuando los ves con esa cara de pillines, se te puede escapar una sonrisa y eso fomenta el juego: te muerdo a ver qué pasa. La neutralidad, en la medida que sea posible, es la mejor opción.
•          Hay que recolocar al bebé de nuevo al pecho como si fuera un bebé: nada de mamar de pie, de lado o haciendo el pino puente... Niño colocado al pecho, muy cerca del pecho.
•          En buena postura y fomentando un buen agarre, intentar que el bebé tenga todo el pecho en la boca como si comiera una hamburguesa. Hay que evitar que ponga boca de piñón como si succionara un espagueti.
•          Se debe avisar al bebé antes de la toma: "si muerdes, no hay teta".
•          Es mejor que la toma sea breve y evitar que el bebé se aburra o se relaje demasiado.
•          Ensayar una cara y un tono de voz lo más neutro posible para recordar al pequeño que la teta no se muerde.
•          A veces "guardar" el pecho es más que suficiente para que lo entiendan. Se evita seguir con la toma y se informa al bebé de manera pausada y relajada que si sigue mordiendo no va a haber teta.
•          Otras veces, la solución pasa por separarse del bebé, dejarlo en un sitio seguro y salir de su campo de visión para llorar o gritar.
•          Hay bebés que se asustan si la madre grita o les aparta de manera brusca, y eso puede hacer que rechacen mamar posteriormente.

Normalmente, antes de una semana, el bebé dejará de morder y se recuperará la normalidad. Si el mordisco ha producido heridas en el pezón o la areola hay que proceder a desinfectarlas y dejar secar las heridas al aire para evitar que se infecten.

Alba Padró Arocas, asesora de lactancia e IBCL. 














Artículo original publicado en: Acta Pediátrica Española. 2009; 67 (2) y (3)
Por: Departamento de Nutrición, Bromatología y Tecnología de los Alimentos. Universidad Complutense de Madrid. S. Delgado, R. Arroyo, E. Jiménez, L. Fernández, J.M. Rodríguez
Puedes descargarlo completo:
Mastitis infecciosas durante la lactancia: un problema infravalorado I
Mastitis infecciosas durante la lactancia: un problema infravalorado II
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Resumen del artículo original hecho por Mar Tárrega, matrona de los Centros de Salud de Paiporta y Alaquàs; socia de Sina.
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Desde el punto de vista médico, las mastitis constituyen la principal causa de destete precoz.

Ante la ausencia de un diagnóstico etiológico y la frecuente prescripción de un tratamiento inadecuado, las mujeres con este problema suelen enfrentarse a un difícil dilema:
  • Seguir amamantando a su hijo aguantando el dolor.
  • Abandonar la lactancia.
En esta revisión pretendemos recoger la experiencia de nuestro grupo de investigación tras el análisis microbiológico de cerca de 4.000 muestras de leche humana en los últimos 8 años.

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La leche humana contiene bacterias

En los últimos años se ha puesto de manifiesto que la leche materna es una fuente excelente de bacterias mutualistas y probióticas para el intestino infantil. Se trata de un hallazgo relevante, ya que tradicionalmente se ha considerado que la leche materna era estéril. Entre las bacterias que se encuentran de forma fisiológica en la leche humana destacan los estafilococos, los estreptococos y las bacterias lácticas.
En realidad, el diagnóstico etiológico de las mastitis suele ser relativamente sencillo,ya que en estos casos se produce una auténtica disbiosis de la microbiota normal de la glándula mamaria, con un espectacular aumento de la concentración del agente causal, muy por encima de los límites normales, y la desaparición del resto de las bacterias «fisiológicas» de la leche.
Como referencia, la concentración bacteriana total en la leche fresca de una mujer sin mastitis suele ser inferior a 2.000 bacterias/mL.

Staphylococcus epidermidis suele encontrarse en la leche de prácticamente todas las mujeres, pero su concentración máxima no debería ser superior a 600-800/mL. Staphylococcus aureus se encuentra en un porcentaje minoritario de mujeres asintomáticas (<20%) y, en tales casos, su concentración suele ser inferior a 300-400/mL. Los estreptococos se hallan ampliamente distribuidos con una concentración habitualmente inferior a 500/mL.
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¿Qué entendemos por mastitis?

Las mastitis consisten en la inflamación de uno o varios lóbulos de la glándula mamaria, acompañada o no de infección.
Dado que los agentes bacterianos implicados en las mastitis lactacionales tienen capacidad per se para provocar la obstrucción de conductos y/o grietas, parece cada vez más evidente que no es que tales situaciones predispongan a un proceso infeccioso, sino que, realmente, constituyen manifestaciones de una mastitis infecciosa.
Mastitis IGran grieta en el pezón, asociada a una mastitis estafilocócica.
La mastitis es más frecuente en la segunda y tercera semanas posparto, y la mayoría de los estudios indican que el 75-95% de los casos ocurren en las primeras 12 semanas. Sin embargo, puede producirse en cualquier momento de la lactancia.
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Sintomatología asociada a las mastitis infecciosas

En los libros de texto se suele decir que las mastitis se manifiestan por dolor intenso y síntomas inflamatorios (enrojecimiento, tumefacción, induración), tal como se puede apreciar en la siguiente fotografía:
Mastitis IIEnrojecimiento del pecho en un caso de mastitis por Staphylococcus aureus
En la mayoría de los casos, el único síntoma es un dolor intenso en forma de «pinchazos», acompañado ocasionalmente de síntomas locales, como grietas y/o zonas de induración, pero sin afectación sistémica.
Mastitis IIIMastitis por Staphylococcus epidermidis en la que la apariencia del pecho afectado es normal
El dolor se debe a que las bacterias se disponen en forma de películas biológicas (biofilms) en el epitelio de los acinos y los conductos galactóforos. Si la concentración bacteriana rebasa los límites biológicos, la luz de los conductos se reduce, de manera que la presión que ejerce la leche sobre un epitelio que está inflamado es considerablemente mayor. Como consecuencia de ello, cuando se va acumulando la leche en los conductos o cuando se produce la eyección de ésta, se siente un dolor intenso en forma de «pinchazos». En ocasiones, algunos de los conductos se pueden llegar a obturar completamente, lo que provoca una retención de leche que empeora los síntomas locales.
epitelio mamario
Representación esquemática del epitelio y conductos mamarios en condiciones fisiológicas (A) y en situación de mastitis (B). Las flechas rojas indican el aumento de presión de la leche al pasar por una luz disminuida. esta presión sobre una zona inflamada es la responsable de los típicos “pinchazos”.
A veces, estas obstrucciones forman unas estructuras características, integradas por calcio y bacterias, conocidas como «ampollas de leche».
Desde el punto de vista práctico, los niños pueden mostrarse más irritables o nerviosos durante el amamantamiento, ya que les cuesta bastante más esfuerzo y tiempo obtener la misma cantidad de leche.
En cualquier caso, se debería realizar un análisis microbiológico de la leche de cualquier mujer lactante que refiera dolor en el pecho.
La mayoría de los abscesos mamarios tienen su origen en la complicación de una mastitis infecciosa debido a un tratamiento tardío o inadecuado o a las características de la cepa bacteriana implicada.
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Agentes etiológicos causantes de mastitis infecciosas

Los principales agentes etiológicos de mastitis infecciosas pertenecen a dos géneros: Staphylococcus y Streptococcus (OMS, 2000).
Los estafilococos son, con diferencia, las bacterias implicadas en un mayor porcentaje de casos (>75%). Entre ellos, Staphylococcus aureus se ha considerado tradicionalmente como el prototipo de especie causante de mastitis. Esta especie suele ser responsable de las mastitis agudas que cursan con una sintomatología muy evidente.
En los últimos años, se ha puesto de manifiesto que los estafilococos coagulasa-negativos, con S. epidermidis a la cabeza, pueden constituir la primera causa de mastitis desde el punto de vista cuantitativo.
Las cepas de estafilococos implicadas en la mastitis suelen compartir varias propiedades: capacidad para formar biofilms en los epitelios, resistencia a la meticilina (mecA+) y a otros antibióticos de relevancia clínica, y mecanismos de evasión de la respuesta del sistema inmunitario.
El segundo grupo bacteriano implicado en estos procesos infecciosos es el de los estreptococos. En algunos estudios se indica que la especie estreptocócica que se aísla con más frecuencia en casos humanos es Streptococcus agalactiae. Sin embargo, la práctica revela que la presencia de tales especies en mastitis humanas es rara y que, por el contrario, es más frecuente la de otras especies, como Streptococcus mitis, S. salivarius, e incluso S. pneumoniae.
Menos frecuente es la implicación de las corinebacterias o de diversas enterobacterias, como Escherichia coli, Klebsiella pneumoniae o Enterobacter spp.
Finalmente, algunas especies de levaduras también pueden ser causa de mastitis, pero su incidencia es muy baja, a pesar de las creencias injustificadas en sentido contrario.
Los principales agentes etiológicos de abscesos son prácticamente los mismos que los causantes de mastitis: S. aureus, la principal especie implicada, seguido muy de cerca por S. epidermidis y otros estafilococos coagulasa-negativos.
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El mito de las cándidas

Muchos pediatras, matronas y asociaciones de lactancia creen, injustificadamente, que Candida albicans es una de las principales causas de mastitis o de dolor en los pezones. De hecho, gran parte de las muestras sospechosas de mastitis que recibimos en nuestro laboratorio proceden de mujeres a las que se les ha administrado antifúngicos por vía oral y/o tópica durante un tiempo prolongado sin mejoría, o incluso con un empeoramiento del cuadro clínico. Lo más sorprendente es que el diagnóstico de candidiasis «mamaria» se había hecho, en todos los casos, sobre la base exclusiva de la inspección visual del pecho; en algunos de ellos, se había diagnosticado observando un pecho/pezón dolorido pero con un aspecto externo normal.
La revisión bibliográfica de los casos de mastitis atribuidos a Candida spp. demuestra la falta de evidencias para llegar a tal diagnóstico. C. albicans es el agente causal de la candidiasis oral (muguet) en niños y de la candidiasis vaginal en mujeres. Sin embargo, y a diferencia de lo que sucede con los estafilococos y estreptococos, la glándula mamaria no es precisamente un ecosistema adecuado para su crecimiento.
De hecho, el aislamiento de levaduras en casos de mastitis es muy raro. En nuestro laboratorio, en el que hacemos un análisis microbiológico exhaustivo, únicamente hemos identificado 4 casos de mastitis por levaduras en cerca de 4.000 muestras analizadas, y todos se resolvieron sin ningún tipo de problemas mediante el tratamiento con fluconazol.
Quizás el mito de la candidiasis mamaria provenga del hecho de que en un pequeño porcentaje de casos (5-6%) coexisten una mastitis estafilocócica en la madre y una candidiasis oral en su hijo. Este hecho se debe a que los estafilococos, al crecer, producen una serie de compuestos que estimulan el crecimiento de las levaduras. Normalmente, los humanos solemos tener una pequeña concentración de levaduras en la cavidad oral desde nuestra más tierna infancia y de forma completamente asintomática. Sin embargo, durante una mastitis estafilocócica la concentración de estafilococos en la leche es muy superior a la normal, lo que puede estimular una excesiva proliferación de C. albicans.
Obviamente, un niño con muguet transfiere levaduras a la piel del pecho de la madre, lo que explica que en la leche de estas mujeres se pueda detectar una pequeña concentración de levaduras (<100 unidades formadoras de colonias [UFC]/mL). Ello no justifica que, ante una concentración de levaduras de 50 UFC/mL y una concentración superior a 500.000 estafilococos/mL, se llegue a un diagnóstico de… ¡candidiasis!.
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Factores predisponentes

Tradicionalmente se han propuesto diversos factores que pueden favorecer el desarrollo de una mastitis infecciosa. Sin embargo, en la actualidad sabemos que hay dos que destacan por su importancia:
  • La respuesta del sistema inmunitario del hospedador y su interacción con la cepa bacteriana que causa la infección.
  • La administración de antibióticos sin una base racional.
En el primer caso, conviene tener en cuenta que, para el sistema inmunitario, el control de las infecciones intramamarias resulta bastante más complicado que el de otro tipo de infecciones; por una parte, la leche tiene un efecto diluyente sobre los factores inmunitarios reclutados por el tejido mamario y, por otra, la grasa y las caseínas de este fluido biológico ejercen un efecto bloqueador sobre estos mismos factores.
En ocasiones, las cepas de Staphylococcus aureus implicados en estos casos pueden alterar completamente la respuesta inmunitaria normal mediante la producción de superantígenos. Además, algunas cepas bacterianas causantes de mastitis podrían tener otro mecanismo para evadir al sistema inmunitario: mimetizarse con el hospedador. Esta hipótesis tendrá que ser confirmada en el futuro.
El segundo factor predisponente es el uso indiscriminado de antibióticos durante el último tercio del embarazo, el parto y/o la lactancia. La glándula mamaria se coloniza con bacterias (estafilococos, estreptococos, bacterias lácticas, bifidobacterias, etc.) procedentes del intestino materno durante el último tercio del embarazo. Entre ellas, un pequeño porcentaje de estafilococos poseen genes de resistencia a antibióticos, especialmente frente a betalactámicos. Al aplicar el antibiótico, se genera una disbiosis de la microbiota mamaria, de tal manera que desaparecen las bacterias sensibles pero se seleccionan las resistentes, que crecen sin competencia y alcanzan concentraciones muy superiores a las normales, lo que conduce a una mastitis infecciosa.
El número de cepas de S. aureus resistentes a meticilina aisladas de casos de mastitis ha aumentado espectacularmente en los últimos años. Paralelamente, se ha observado un notable aumento del porcentaje de mastitis asociadas a antibioterapia, que se suelen caracterizar por una presentación mucho más precoz que las mastitis infecciosas «tradicionales», y los primeros síntomas pueden aparecer incluso entre el primer y el séptimo día posparto. Posiblemente, una de las principales causas de este aumento es el uso inadecuado del protocolo para la prevención de las sepsis neonatales por estreptococos del grupo B (EGB). Los EGB constituyen una de las principales causas de morbilidad y mortalidad perinatal y, por ello, se toma una muestra de exudado vaginal entre las semanas 35 y 37 de gestación para su cultivo, con el fin de detectar la presencia de estas bacterias. En caso positivo, se administra un antibiótico (habitualmente penicilina G) por vía intravenosa durante el parto. Este protocolo ha sido eficaz para reducir la tasa de sepsis, desde 1,8 hasta 0,4-0,6 casos por 1.000 neonatos. Sin embargo, la aplicación de esta profilaxis de forma indiscriminada debería ser objeto de una revisión crítica.
Los EGB forman parte de la microbiota fisiológica del tracto intestinal y/o vaginal del 4-40% de las mujeres. A pesar de que la tasa de transmisión de madres a hijos puede ser de hasta un 75%, sólo el 1-2% de los niños nacidos de mujeres EGB-positivas (que no reciben profilaxis) desarrollan sepsis. Por este motivo, la Academia Americana de Pediatría (AAP) recomienda que el tratamiento antibiótico se administre únicamente a mujeres EGB-positivas que presenten los siguientes factores de riesgo: parto prematuro (<37 semanas), rotura prematura o prolongada (>18 h) de membranas, fiebre intraparto superior a 38 ºC, bacteriuria por EGB y/o haber tenido previamente un hijo que desarrolló una sepsis por EGB.
Lamentablemente, estamos asistiendo a menudo a casos de mastitis por estafilococos resistentes a la penicilina G en mujeres que habían recibido antibioticoterapia intraparto a pesar de que no presentaban ninguno de esos factores de riesgo. En algunos casos, se había confundido un pequeño aumento de la temperatura como consecuencia de la anestesia epidural con fiebre de origen infeccioso.
Conviene considerar que el intestino del feto a término no es estéril y que ya contiene pequeñas concentraciones de estafilococos, estreptococos, bacterias lácticas y bifidobacterias, entre otras bacterias. Por tanto, también se somete a estas bacterias a un proceso de selección entre las resistentes al antibiótico aplicado y a otros afines. En los últimos años ya se han anunciado los primeros efectos secundarios de la profilaxis: una mayor tasa de enfermedades alérgicas y una mayor dificultad para el tratamiento de infecciones. Por otra parte, resulta evidente que el tratamiento de mujeres EGB-positivas ha conducido a una notable reducción de la tasa de sepsis por estas bacterias, pero no a su desaparición. De hecho, se está observando un preocupante incremento en las poblaciones de EGB resistentes a la penicilina G en particular, y a los betalactámicos en general, debido a una mutación pbp2x.
En conclusión, no se trata de desproteger a los niños que pueden estar en riesgo, sino de identificar los marcadores que eviten que la protección de un niño conlleve la aplicación sistemática de un protocolo que podría perjudicar innecesariamente a otros 999 y/o a sus madres.
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Toma de muestras

La recogida de muestras de leche destinadas a un análisis microbiológico se debe efectuar mediante expresión manual en un envase estéril; la única precaución previa que cabe considerar es el lavado de las manos con agua caliente y jabón/detergente, y un secado con una toalla limpia o con una toallita de un solo uso. Para este tipo de análisis es suficiente con una muestra de 1 mL. El hecho de descartar o no las primeras gotas no parece afectar al resultado del análisis. La leche se debe analizar en los primeros 30-45 minutos tras su obtención. Si no es posible, se debe mantener en refrigeración (<6 ºC) durante un máximo de 24 horas o en congelación a una temperatura igual o inferior a –20 ºC, sin que se rompa la cadena de frío. De otro modo, podrían proliferar las bacterias y dar lugar a un resultado falso.
Por otra parte, tiene que descartarse el uso de bombas extractoras, ya que la mayoría de ellas (o de sus accesorios) no son esterilizables, y muchas bacterias pueden persistir tras la aplicación de los protocolos de limpieza recomendados por los fabricantes.
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Diagnóstico diferencial

A toda mujer lactante que presente dolor en el pecho, acompañado o no de otros síntomas, se le debería recoger una muestra de leche lo antes posible para confirmar o descartar una mastitis infecciosa. La instauración sistemática de este tipo de análisis facilitaría un tratamiento más racional y eficaz. Además, ciertos signos pueden servir para descartar otros problemas que pueden cursar con dolor en el pecho/pezón.
Cuando una mujer refiere dolor al amamantar, con o sin presencia de grietas, se suele valorar si la postura del niño al pecho es la correcta o si éste presenta algún tipo de problema. Esta valoración se debe hacer lo más rápidamente posible y no debe sustituir, en ningún caso, a la toma de muestras para el análisis microbiológico.
En nuestra experiencia, hay muchos casos en que se pierde un tiempo precioso valorando la postura, cuando el problema real es una mastitis infecciosa. Los niños (incluidos los prematuros), al igual que las crías del resto de especies de mamíferos, manifiestan unos reflejos innatos, por lo que la frase «es que el niño no sabe mamar», escuchada demasiadas veces, está totalmente injustificada.
Otro problema que conviene descartar es el síndrome de Raynaud (SR), descrito originalmente como un vasospasmo de las arteriolas de las partes terminales del cuerpo, como los dedos de las manos y los pies, las orejas o la nariz. Este vasospasmo, a menudo provocado por el frío o por situaciones estresantes, causa una isquemia intermitente. Inicialmente, la parte afectada palidece hasta mostrar un aspecto marmóreo; posteriormente, cobra un color azul cianótico debido a la desoxigenación de la sangre venosa. Finalmente, se vuelve rojiza por la vasodilatación refleja. Además de este cambio trifásico (que también puede ser bifásico) en la coloración, se suelen presentar otros síntomas, como dolor intenso, sensación de quemazón y parestesia.
En 1992, se sugirió que el vasospasmo que se produce en el pezón en ciertos casos de amamantamiento doloroso podría estar relacionado con el SR; posteriormente, se han descrito diversos casos. En la mayoría de ellos, la lactancia es el primer momento en que una mujer con SR manifiesta sintomatología, ya que los pechos están frecuentemente expuestos a la temperatura ambiental y sujetos a una estimulación mecánica. A pesar de ello, el SR es todavía bastante desconocido en los ámbitos ginecológico y pediátrico, teniendo en cuenta que estos profesionales pueden ser los primeros médicos en valorar a una paciente con este problema.
Por tanto, no es raro que una mujer con SR sea tratada innecesariamente con antibióticos; de hecho, como el dolor no remite, suelen ser sometidas a sucesivos tratamientos con diversos agentes antimicrobianos.
En nuestro laboratorio, el análisis microbiológico de la leche ha permitido identificar a mujeres con SR a quienes se había diagnosticado una mastitis infecciosa sobre la base del dolor. Además, hemos observado que un elevado porcentaje de mujeres con SR tienen antecedentes de problemas cardiovasculares. La sintomatología asociada a este problema se puede controlar con nifedipina, siguiendo un control médico.
Los síntomas y las lesiones asociadas a la mastitis tuberculosa mamaria (habitualmente en forma de nódulo irregular en los cuadrantes superior o central externos) pueden ser muy similares a las del carcinoma de mama. El diagnóstico diferencial se puede establecer mediante un análisis citológico, histológico y/o microbiológico.
Otra enfermedad rara que puede afectar al pecho es el herpes, y se suele desaconsejar la lactancia cuando las lesiones activas se localizan en el pezón. En este sentido, en nuestro laboratorio observamos que un caso de presunto herpes en el pezón se trataba realmente de una mastitis estafilocócica con infección e inflamación de las glándulas de Montgomery de la areola mamaria.
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Tratamiento de las mastitis infecciosas

El tratamiento de las mastitis infecciosas debería instaurarse tras un análisis microbiológico que determine el agente causal y su sensibilidad a los antibióticos.
Desafortunadamente, la práctica indica que los dos tipos de reacciones más generalizadas entre los médicos que atienden estos casos son:
  • Desaconsejar la lactancia ante el temor injustificado de que el agente causal pueda perjudicar al niño y/o ante el desconocimiento de los antibióticos que se pueden emplear.
  • Utilizar, por defecto, un antibiótico betalactámico (mayoritariamente, mupirocina por vía tópica, y cloxacilina, amoxicilina o amoxicilina/clavulánico por vía oral) o un antifúngico (nistatina, fluconazol) sin análisis previo.
En cuanto a los principios activos compatibles con la lactancia, resulta particularmente útil y digna de admiración la página web creada por el Servicio de Pediatría del Hospital Marina Alta (Denia, Alicante) (www.e-lactancia.org), en la que se puede consultar la compatibilidad o no de la lactancia materna con prácticamente todos los medicamentos comercializados en la actualidad.
En nuestro laboratorio, la caracterización de las cepas de estafilococos implicadas en la mastitis indica que gran parte de las cepas (>75%) son resistentes a diversos antibióticos, entre los que destacan mupirocina, eritromicina, clindamicina, oxacilina, cloxacilina y otros betalactámicos, precisamente los que se suelen prescribir por defecto.
Conviene ser precavido cuando se aíslan dos o más especies, ya que, si todas ellas no son sensibles al antibiótico elegido, se puede eliminar uno de los agentes causales pero fomentar el crecimiento de la bacteria resistente.
Por el contrario, las cepas causales suelen ser sensibles a sulfametoxazol/trimetroprim y ciprofloxacino pero, en general, los pediatras no suelen tener en consideración estos agentes antimicrobianos, al no ser los que se han prescrito tradicionalmente para las mastitis.
Todas las cepas que hemos aislado hasta la fecha son muy sensibles a vancomicina, pero este antibiótico es de uso hospitalario.
Dado que en las mastitis infecciosas coinciden infección e inflamación, el tratamiento antibiótico se debería complementar con un antiinflamatorio. De otro modo, la acción mecánica durante la succión puede propiciar la persistencia del dolor. Se ha sugerido el empleo de ibuprofeno o paracetamol. Sin embargo, no conviene descartar la administración puntual de corticoides o de ácido acetilsalicílico (aconsejamos consultar la página web citada anteriormente). En este último caso, a su acción analgésica y antiinflamatoria se une su posible papel en la eliminación de los anclajes de los estafilococos al epitelio mamario.
En los últimos años, los problemas asociados a la difusión de bacterias resistentes a antibióticos de relevancia clínica han conllevado un renovado interés por la bacterioterapia, una práctica que hace uso de bacterias probióticas para prevenir o tratar la colonización del hospedador por parte de bacterias patógenas.
La leche materna parece una fuente idónea de bacterias probióticas con las que diseñar nuevas estrategias para la prevención y/o tratamiento de mastitis basadas en la bacterioterapia.
Finalmente, las bacteriocinas (péptidos antimicrobianos producidos por bacterias) también podrían ser muy útiles para combatir las mastitis infecciosas. A diferencia de muchos antibióticos, la nisina y otras bacteriocinas, como la lactacina 3147 o la uberolisina, son activas frente a la mayoría de las especies productoras de mastitis, como S. aureus, S. epidermidis, S. agalactiae o S. uberis.
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Efectos en el niño lactante

Una de las preguntas más frecuentes de las mujeres a las que se les diagnostica una mastitis infecciosa es, si el hecho de continuar con la lactancia, puede afectar negativamente a su hijo.
Desde el punto de vista microbiológico, es evidente que la leche está aportando una concentración mayor de lo normal de ciertas bacterias. Sin embargo, la estructura y la fisiología del intestino del lactante son muy diferentes a las de la glándula mamaria. Por una parte, la luz intestinal es muchísimo mayor que la de los acinos y conductos galactóforos, por lo que la producción de biofilms por parte de las cepas que causan mastitis nunca puede provocar limitaciones en el tránsito intestinal. Por otra parte, a los pocos días de vida, el intestino infantil ya contiene una concentración de bacterias considerablemente más elevada que la que existe en la leche de una mujer con mastitis; en ese ambiente tan competitivo, el impacto de un exceso de estafilococos y estreptococos es insignificante.
Finalmente, estafilococos y estreptococos tienen a su disposición cantidades prácticamente ilimitadas de lactosa, proteínas y lípidos cuando están presentes en la glándula mamaria de una mujer con mastitis, lo que fomenta su crecimiento y proporciona unas condiciones óptimas para la formación de toxinas y/o biofilms. Esta situación es completamente distinta a la existente en el intestino. Por ello, se suele recomendar un vaciamiento lo más completo posible de los pechos en los casos de mastitis, ya que no sólo se reduce la tensión, sino también la concentración bacteriana en el interior de la glándula, lo que proporciona un ligero alivio transitorio.
Por estos motivos, el consumo más o menos prolongado de leche mastítica no conduce a una septicemia o a una infección más o menos grave en los niños lactantes sino que, por el contrario, se muestran tan sanos como los amamantados por madres que no padecen mastitis.
En el peor de los casos, una mastitis estafilocócica puede fomentar la presencia de una candidiasis oral en el niño, como ya se comentó en este artículo. También, en casos muy excepcionales, puede provocar la aparición de una dermatitis en las nalgas, las ingles y/o los genitales. Sin embargo, estas dos complicaciones, además de ser raras, evolucionan favorablemente de una forma rápida con la instauración de un tratamiento adecuado.
Desde el punto de vista nutricional, no existe hasta la fecha ningún dato que demuestre que la composición bioquímica de la leche mastítica es inferior a la de la leche fisiológica.
Empíricamente, la práctica muestra que el crecimiento de un niño amamantado por una mujer con mastitis infecciosa es normal.
En cualquier caso, los pocos datos disponibles muestran que la calidad nutritiva y funcional de la leche mastítica es superior a la de cualquier fórmula infantil. Por tanto, los tratamientos que pueda recibir la madre, los posibles riesgos para la salud del niño o la pérdida de calidad de la leche no son argumentos que justifiquen un destete en los casos de mastitis infecciosa.
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Artículo completo, publicado en: Acta Pediátrica, Volumen 67, N.º 2 Febrero 2009 “Mastitis infecciosas durante la lactancia: un problema infravalorado” S. Delgado, et al. Departamento de Nutrición, Bromatología y Tecnología de los Alimentos. Universidad Complutense de Madrid.

















Las Diez Claves de la Lactancia Materna



1.Amamanta pronto, cuanto antes, mejor. La mayoría de los bebés están dispuestos a mamar durante la primera hora después del parto, cuando el instinto de succión es muy intenso. Amamantar precozmente facilita la correcta colocación al pecho.

2.Ofrece el pecho a menudo día y noche. Hazte a la idea de que pasarás mucho tiempo amamantando a tu bebé durante estas primeras semanas. Un recién nacido normalmente mama entre 8 y 12 veces en 24 horas. No mires el reloj y dale el pecho cada vez que busque o llore, sin esperar a que "le toque". Así establecerás un buen suministro de leche.

3.Asegúrate de que el bebé succiona eficazmente y en la postura correcta

4.Permite que el bebé mame del primer pecho todo lo que desee, hasta que lo suelte. Después ofrécele el otro. Unas veces lo querrá, otras no. Así el bebé tomará la leche que se produce al final de la toma, rica en grasa y calorías, y se sentirá satisfecho.

5.Cuanto más mama el bebé, más leche produce la madre. Es importante respetar el equilibrio natural y dejar que el bebé marque las pautas, mamando a demanda. No es necesario sentir el pecho lleno; la leche se produce principalmente durante la toma gracias a la succión del bebé.

6.Evita los biberones "de ayuda" y de suero glucosado. La leche artificial y el suero llenan al bebé y minan su interés por mamar, entonces el bebé succiona menos y la madre produce menos leche.

7.Evita el chupete, al menos durante las primeras semanas, hasta que la lactancia esté bien establecida. Un recién nacido ha de aprender bien cómo mamar del pecho, y tetinas artificiales como el biberón o el chupete pueden dificultar este aprendizaje.

8.Recuerda que un bebé también mama por razones diferentes al hambre, como por necesidad de succión o de consuelo. Ofrecerle el pecho es la forma más rápida de calmar a tu bebé.

9.Cuídate. Necesitas encontrar momentos de descanso y centrar tu atención más en el bebé que en otras tareas. Solicita ayuda de los tuyos.

10.Busca apoyo. Tu grupo local de La Liga de la Leche tiene la información y el apoyo que toda madre lactante necesita.
© La Liga de la Leche Internacional 2005

















Colocación al pecho



UNA BUENA COLOCACIÓN FACILITA: Pezones sanosSucciónn eficazBebé satisfecho


 Sostén al bebé "tripa con tripa", de manera que no tenga que girar la cabeza para alcanzar el pezón.
  Sostén el pecho con el pulgar arriba y los dedos por debajo, muy por detrás de la areola. Espera hasta que el bebé abra la boca de par en par. Acerca el bebé al pecho.
 Asegúrate de que el bebé toma el pezón y gran parte de la areola en la boca. Este bebé mama con la boca abierta y su nariz y mentón están pegados al pecho. Su labio inferior está vuelto hacia abajo.


COLOCACIÓN INCORRECTA

Evita esta postura. Este bebé chupa sólo el pezón y mama con la boca poco abierta. Su nariz no roza el pecho.
Una colocación incorrecta contribuye a la aparición de problemas con la lactancia:
Pezones doloridos y agrietados
Pechos duros y doloridos
Producción de leche insuficiente















Extracción y almacenamiento de la leche materna


La leche materna puede extraerse para su uso posterior y ser utilizada cuando las circunstancias impidan que la madre esté con su bebé. Extraerse la leche, ya sea manualmente o con la ayuda de un sacaleches, requiere práctica y su efectividad tiende a aumentar con el tiempo La clave para lograr extraerse la leche es conseguir duplicar el reflejo de eyección, es decir la salida de la leche. Esto se consigue visualizando al bebé y propiciando un entorno íntimo y relajado. Escoja un sitio donde el riesgo de interrupciones sea mínimo. Métodos de extracción:
La elección del método de extracción dependerá de las circunstancias de la separación y de la edad del bebé. Y a pesar de que entre las propiedades de la leche humana está la de retrasar el crecimiento de bacterias, es importante observar unas mínimas normas de higiene como el lavado de manos y de los utensilios que se usen para la extracción, la recolección y el almacenamiento de la leche.
La extracción puede hacerse de forma manual, o con la ayuda de un sacaleches.
Si la separación es prolongada como en el caso de las madres que trabajan fuera de casa, los bebés prematuros, o aquellos que tienen que ser hospitalizados por cualquier otra causa, los sacaleches manuales o eléctricos son una buena alternativa. Los mejores sacaleches manuales son aquellos que imitan el efecto de una jeringa, o bien los que pueden utilizarse con una sola mano. Entre los sacaleches eléctricos y a pilas, los hay de extracción sencilla (un pecho cada vez) y doble (los dos pechos a la vez) obviamente, este último recorta el tiempo de extracción a la mitad.
Pautas para el almacenamiento de la leche humana:
Estas son las recomendaciones actualizadas que La Liga Internacional de La Leche les da a sus monitoras. La siguiente información esta basada en los últimos estudios y se aplica a madres que:

  • Tienen niños sanos, nacidos a término (no prematuros)
  • Están almacenando su leche para uso en casa (no para uso en hospital)
  • Se lavan las manos antes de extraerse la leche
  • Usan recipientes que han sido lavados con agua caliente jabonosa y enjuagados
Toda leche debe ser fechada antes de almacenarla. Pautas para almacenamiento:
CALOSTRO







  • A temperatura ambiente 27 - 32 grados, de 12 a 24 horas.

  • LECHE MADURA
  • A 15 ºC: 24 horas
  • A 19 - 22 ºC: 10 horas
  • A 25 ºC: de 4 a 8 horas
  • Refrigerada entre 0 y 4 ºC: de 5 a 8 días

  • LECHE CONGELADA
  • En un congelador dentro de la misma nevera: 2 semanas
  • En un congelador que es parte de la nevera pero con puerta separada (tipo combi): 3 -4 meses. (La temperatura varía según lo frecuentemente que se abra la puerta)
  • En un congelador separado, tipo comercial con temperatura constante de -19 grados C : 6 meses o más.
  • ¿Qué tipo de envase se debe utilizar?
    Si se va a congelar la leche:

  • Envases de plástico duro o vidrio aptos para alimentos
  • Bolsas especialmente diseñadas para el almacenamiento de leche materna

  • Enfría la leche en el refrigerador si la vas a agregar a un envase que ya tiene leche congelada. ¿Cómo calentar la leche?

  • Descongela y calienta la leche bajo agua tibia corriente o sumergiéndola en un recipiente con agua tibia.
  • Nunca dejes que la leche hierva.
  • Agita la leche antes de probar la temperatura.
  • Nunca uses el horno microondas para calentar leche materna.
  • Leche que se ha descongelado
    Si la leche ha sido congelada y descongelada, se puede refrigerar hasta 24 horas para usarse después. No debe volver a congelarse.
    ¿Cuánta leche extraerse?
    No es necesario sacarse de una vez toda la leche que uno pretende dejar para el bebé. Tampoco es necesario mantener separadas las distintas cantidades que se vayan extrayendo a lo largo del día. Siempre que las cantidades previamente extraídas se hayan mantenido a una temperatura entre 0 y 15 grados, la madre puede utilizar el mismo recipiente para guardar la leche recién extraída, por un período máximo de 24 horas, para luego seguir las recomendaciones de-almacenamiento de acuerdo con la fecha y hora de la primera extracción.
    Si la leche previamente extraída se ha mantenido entre 19 y 22 grados, el tiempo total de almacenamiento no debe exceder las 10 horas desde la primera extracción. Y si la leche previamente extraída se ha mantenido a 25 grados, el tiempo total de almacenamiento no deberá exceder las 6 horas desde la primer extracción. La leche fresca puede juntarse con la leche congelada, siempre y cuando la primera haya sido enfriada por lo menos una media hora en la nevera, y sea menos cantidad que la leche congelada, de modo que, al mezclarse, la leche fresca no derrita la capa superior de la leche congelada.
    Utilización de la leche previamente congelada
    Es conveniente almacenar la leche materna en pequeñas cantidades que faciliten su descongelación . El mejor método para descongelarla es colocar el recipiente bajo el chorro de agua fría e ir dejando que el agua salga progresivamente mas caliente hasta lograr descongelar la leche y que ésta alcance la temperatura ambiente. También puede descongelarse la leche colocando el recipiente dentro de un cazo con agua tibia y después más caliente, pero no es necesario que el mismo se encuentre directamente sobre el fuego. Esta segunda opción resulta más ecológica dado su ahorro de agua. No es necesario calentar la leche materna, basta con llevarla a temperatura ambiente, que es como sale de nuestro cuerpo.
    Como es difícil saber qué cantidad va a tomar el bebé y a fin de no desperdiciar la leche materna, es conveniente mantener ésta en un recipiente distinto del que se lleva a la boca el bebé. Se empieza por ofrecer al bebé pequeñas cantidades en el recipiente de elección (vaso, cuchara, jeringa, biberón) y si quiere mas, se va rellenando del recipiente que se ha descongelado, de modo que la leche del recipiente "madre" no entre en contacto con la saliva del bebé. Así se podrán guardar las cantidades que el bebé no haya tomado para la próxima oportunidad, ya que, siempre que no haya estado en contacto con la saliva del bebé, la leche descongelada puede mantenerse refrigerada durante 24 horas.
    © Copyright, 2014. La Liga de la Leche, España.



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