29 de febrero de 2016

Mi historia de lactancia: Mª José Mérida

Y así me enfrenté al mundo... por mi hija!!!

Hace ya mucho, quizás demasiado, que no tengo el gusto de publicar una historia de lactancia, pero... aquí estamos de nuevo. Y venimos a lo grande!!! Esta historia tiene un significado muy especial para mí. Mª José y Lorena son dos personas muy especiales a las que tuve la suerte de conocer y ayudar (o al menos eso creo, jeje!!). Fue una de las primeras lactancias en las que me vi incluída y aprendí muchísimo con ellas dos, sobre todo de esa madre luchadora. Después de un parto difícil y unos días de locura en casa tuvo que enfrentarse a la hospitalización de su hija recién nacida, consejos contradictorios, separación (aunque estuvieran en la misma habitación), dudas, miedos y cansancio... Y, aún así, se enfrentó a todo y a todos por conseguir su objetivo... lo mejor para su hija en cada momento!! Consiguió iniciar una lactancia muy difícil que hoy por hoy es maravillosa y le permite conectar con su hija a unos niveles muy íntimos que tan sólo otra madre puede comprender.Desde aquí te doy las gracias por permitirme participar, aunque sólo sea un poco en vuestra historia y por enseñarme hasta donde puede llegar la fuerza de una madre. Tienes toda mi admiración y sabes que también mi cariño.Y, ahora sí... os dejo con su maravillosa historia.



MI HISTORIA DE LACTANCIA




Después de un parto de 25 horas que terminó con cesárea, pasamos tres días en el hospital. Es el tiempo mínimo de ingreso hospitalario tras una intervención de este tipo. El día que nos dieron el alta mi hija estaba un poco amarilla (bilirrubina fisiológica). 


Volvimos a casa al mediodía. Al día siguiente por la mañana fuimos a ver a Amparo y, al revisar el agarre, mi hija hacía chasquido. Amparo me recomendó hacer el "piel con piel" para conseguir el agarre natural, a ver si a partir de ese momento mejoraba y dejaba de hacer chasquidos. Otra cosa que me descubrió Amparo es que las manchas oscuras que me habian salido en los pezones eran grietas. Algo que había estado preguntando anteriormente (en el hospital y en casa) y que todo al que preguntaba decía que era normal. Mi peque cogió el pecho en cuanto llegué a la habitación. Las primeras veces que mamaba no sentía ningún dolor. Después sentía dolor solamente al comienzo del agarre, no durante el resto de la toma. 


Cuando tenía cinco días de vida, volvimos al hospital por la alta bilirrubina. Tras revisar los niveles, que eran bastante elevados, la dejaron hospitalizada. Ese mismo día había quedado en casa con Eva (asesora de lactancia) para revisar de nuevo el agarre, mirar las grietas... pero como estábamos ya en el hospital no pudo ser.


A las tres horas de estar hospitalizada en neonatos, nos pasaron a una habitación de aislamiento y descubrieron que mi peque había cogido un virus de diarrea contagioso, por lo que no podía estar con los demás bebés. Por suerte este virus no le afectó demasiado y no se desencadenó como suelen hacerlo. Me explicaron que estaba protegida por las defensas y anticuerpos que tenía gracias a que se las había pasado desde la placenta.


En la habitación me facilitaron un sacaleches para poder utilizarlo sin tener que salir. Tenía que suplementarla con mi propia leche, hacía unas tomas muy largas y era prioritario pasar el máximo número de horas al día bajo los focos de luz, ese es el tratamiento de la bilirrubina. El problema viene cuando esa leche comenzamos a dársela con tetina. Yo no estaba a favor de usarlas pero no se me ocurría otra forma de hacerlo. Fue cuando volví a contactar con Eva y ella me informó de cómo se podía dar suplemento con vasito y también con jeringuilla. 


Tras solucionar este problema surgió otro: justo el día que ya se me habían curado todas las grietas me salió una perla de leche. Un punto blanco en el pezón que me dolía al agarre y que yo tampoco sabía lo que era. Al comentárselo a Eva por el bendito Whatsaap, esta vez a las seis y pico de la mañana (en el hospital y con mi bebé recién nacida se pierde la noción del tiempo), me contestó muy rápido y me pidió que le enviara una foto. Confirmó que era una perla y además contactó con Amparo. Ella movió sus hilos en el hospital y a la mañana siguiente, en maternidad, me atendieron para hacerme un cultivo de leche y descartar que se tratara de una infección. Eva me aconsejó que comenzara a tomar lo antes posible un probiótico para evitar complicaciones con el punto blanco.


A todo esto hay que unir que con el estado de nervios por las complicaciones, no tenía mucha tranquilidad para sacarme leche, no me salia con el sacaleches y no sabía tampoco que el sacaleches no es un aparato para diagnosticar la cantidad de leche que se tiene. Al utilizarlo una y otra vez y conseguir apenas unos 20 ml, estaba convencida de que algo no iba bien. Volví a contárselo a Eva y ella me habló de la "extracción poderosa". Esto fue al cuarto día de estar hospitalizada, cuando el pediatra quería darle el alta a mi hija. Como me preguntó si yo lo veía bien, pues le dije que si no le importaba nos quedábamos otro día más en el hospital. Es cuando aproveché que disponía de un sacaleches doble para llevar a cabo "la extracción poderosa" al menos durante 24 horas. 


Por fin llegó el día que nos dieron el alta definitiva. Tengo que decir que en el hospital, en la planta de pediatría en la que estábamos, Asun me ayudó con el agarre y con las grietas. Además me dio algunos consejos que, en general, me vinieron muy bien.


Para mí fueron unos días muy, muy duros. Estaba recién parida, con cesárea y con ciática, las hormonas en revolución, mi hija en un estado bastante bueno por suerte, pero hospitalizada, amarilla y bajo un foco 24 horas..... Ni siquiera podía tener muchas visitas. Cuando volvimos a casa estaba muy lejos de ser una experta en lactancia, pero había aprendido muchísimo y, lo más importante, sabía que no estaba sola para afrontar las adversidades futuras.

Tras casi ocho meses, me he puesto a escribir mi historia de lactancia, cuando todo se ve desde otra perspectiva y con la suerte de seguir amamantando y disfrutando cada día la lactancia con mi pequeña que está creciendo a una velocidad de vértigo. Desde aquí quiero dar las gracias a todas las personas que me han apoyado en la lactancia, especialmente a Eva y Amparo que fueron al principio piezas claves de mi éxito confirmado. A todas las mamis que forman la asociación Lactancia Priego Mejor Mamar por su apoyo incondicional, desinteresado, sincero, acertado y sabio. 
¡GRACIAS!




Mª José Mérida y Lorena
Madre e hija, luchadoras hasta el fin



22 de febrero de 2016

BLW... por qué practicarlo?

Mis queridos papás y mamás, bienvenidos al lunes y que tengáis una feliz semana!

Aquí estamos de nuevo con todos vosotros para hablaros un poquitín sobre la alimentación complementaria ya que durante esta semana ha sido uno de los temas que habéis demandado a través de nuestro WhatsApp. 

Íbamos a hablar, no de cualquier tipo de alimentación complementaria sino de un método que últimamente está teniendo gran repercusión en España, el Baby Led Weaning (BLW). Y esto, que es?




Si nos seguís, y seguro que es así, sabréis ya que es un método en el cual el bebé es el protagonista de su alimentación. Resulta bastante lógico ya que, si nos enfrentamos al reto de la alimentación complementaria con bebés que hasta el momento han tenido lactancia materna exclusiva sabemos de sobra que han sido ellos hasta ahora los que han decidido cómo, dónde, y cuando comer. Porque, quién es capaz de darle a un bebé pecho cuando ese bebé no quiere? Yo, desde luego, no. Aunque, es muy raro que mi pequeña no quiera un poquito de teti a cualquier hora.




Pues bien, con el metodo BLW o alimentación autorregulada por el bebé, es el bebé el que decide qué quiere comer y cómo quiere hacerlo aprovechando al máximo sus habilidades. En este método no hay papilla, el bebé come con el resto de la familia y lo que el resto de la familia,. Los alimentos, por supuesto, se adaptan al bebé. Especialmente al principio hay que buscar alimentos fáciles de gestionar para él como pueden ser verduras cocidas o frutas blanditas. Aunque, eso sí, siempre permitiremos que sea el bebé el que coja el alimento con sus manos y se lo lleve a la boca.




Pues bien, después de esta pequeña introducción sobre los principios de este método me gustaría hablaros de qué ventajas tiene utilizarlo con respecto a las típicas papillas.


Es divertido. 

El hecho de comer debería ser algo agradable para todo el mundo, tanto para los adultos como para los bebés. El hecho de controlar qué comes y cómo lo haces le da una autonomía al bebé para que sea un momento agradable. Es mucho más fácil que el bebé no rechace ciertos alimentos el día de mañana si al iniciar a ofrecérselo no ha vivido momentos traumáticos con ellos.



Es natural. 

Por si todavía no os habéis dado cuenta, tenemos unos pequeños exploradores en casa. Les encanta coger las cosas con las manos y llevárselas a la boca. Esto es algo totalmente normal y natural, así que, por qué no permitirle que exploren también la comida.

Aprenden sobre los alimentos. 

Nuestros pequeños exploradores están continuamente aprendiendo a la vez que exploran. Cuando ofrecemos alimentos en forma de papilla no les permitimos realizar esta exploración. Con este método aprenden continuamente sobre el aspecto, el olor, el sabor y la textura de los distintos alimentos. Estaremos de acuerdo en que las papillas no les permiten conocer las formas, texturas y sabores de los distintos alimentos.


Aprender a comer con seguridad. 

Nuestros bebés son mucho más inteligentes de lo que nosotros pensamos y si les permitimos tocar los alimentos antes de llevárselos a la boca son capaces de aprender cosas importantísimas sobre lo que pueden y lo que no pueden masticar. El manipular un trozo de comida antes de llevárselo a la boca les permite determinar la facilidad con que pueden masticarlo y moverlo en la boca en trozos de distinto tamaño. Esto es importantísimo para su seguridad. Además, aprender desde el principio qué hacer con alimentos de texturas distintas reduce de forma importante las probabilidades de que se atraganten.

Aprender sobre el mundo que le rodea. 

Casi todo lo que un bebé puede aprender con el juguete educativo más maravilloso del mundo lo puede aprender manipulando la comida. Pueden aprender a sostener las cosas de distintas texturas sin llegar a aplastarlo, pueden aprender lo que significa que algo sea resbaladizo, cómo sostenerlo sin que se les caiga, y si se les cae son capaces de aprender lo que es la gravedad. Gracias a este método los bebés activan los cinco sentidos y así se interrelacionan mucho mejor con el mundo que les rodea.

Desplegar todo el potencial. 

Os puedo asegurar, como madre y como fisioterapeuta, que la motricidad de nuestros bebés se desarrolla mucho más rápidamente si les permitimos coger los alimentos y llevárselos a la boca. La mayoría de los aprendizajes requieren exploración y práctica y ambos conceptos se desarrollan continuamente con este método.


Seguridad en sí mismos. 

El permitirle que hagan cosas por si mismos les da autonomía, lo que a la larga va a repercutir en su autoestima. Confiemos en ellos y permitamos que sean unos bebés seguros de sí mismos para que el día de mañana sean niños seguros que no teman probar cosas nuevas y que estén abiertos a los cambios.


Confiar en la comida. 

Los bebés que siguen este método es muy raro que tengan desconfianza ante la comida ya que se les permite, desde un primer momento, coger los alimentos que deseen, seleccionándolos entre varios. La misma curiosidad los lleva a probarlo todo y, más adelante, se vuelven muy selectivos decidiendo qué les gusta más y qué menos, igual que nosotros, los adultos.



Participar en las comidas familiares. 

La comida es un acto social y como tal hay que inculcarselo también a los niños. Esto tiene importantes ventajas aunque, quizás la más práctica y evidente, es que los bebés aprenden la mayoría de las conductas por modelado. Esto quiere decir que aprenden a realizar las distintas acciones viendo lo que hacemos los papás. Por eso es tan importante que coman con nosotros. Así, el paso a los cubiertos, será algo totalmente gradual y natural.


Controlar el apetito. 

Actualmente nos enfrentamos a nivel mundial con un problema importantísimo de obesidad. Para controlar esta obesidad lo más importante es prevenir y para prevenir es fundamental hacerlo desde la infancia. Con este método permitimos que los bebés elijan, entre una variedad de alimentos nutritivos, cuáles son los que prefieren y cuáles no, permitiéndoles comer la cantidad necesaria en función de sus mecanismos de saciedad. De este modo podemos empezar a prevenir la obesidad.


Mejorar la alimentación. 

Con este método, no solo vamos a mejorar la alimentación de nuestro bebé, sino que también podemos conseguir mejorar nuestras propias pautas alimenticias. Como hemos dicho anteriormente, los niños aprenden por modelado, así que seamos buenos modelos para ellos. Ofreciéndoles alimentos saludables y nutritivos, los cuáles también serán degustados por nosotros.


Salud a largo plazo. 

Como la mayoría de vosotros ya sabréis, la leche materna ha de ser el alimento fundamental para nuestros bebés durante el primer año de vida y mantenerla al menos hasta los 2 años según recomendaciones oficiales de organismos como la Asociación Española de Pediatría o la Organización Mundial de la Salud. Pues bien, con este método las tomas de leche se reducen muy lentamente, por tanto, los bebés que toman el pecho siguen ingiriendo una cantidad de leche materna bastante importante por lo que podemos estar tranquilos y seguros de que están perfectamente alimentados.



Aprender a masticar. 

Para mí este es uno de los beneficios más importantes del BLW. Con el método de las papillas, primero enseñamos al bebé a que tragué y más adelante lo enseñamos a masticar, cuando lo lógico sería a la inversa. Lo ideal sería que primero el bebé explore distintas texturas, tanto con sus manos como con su boca y posteriormente aprendiera a tragarla. Aprender a masticar de manera eficiente también es beneficioso para la salud bucodental y para su digestión.




Actitud positiva hacia la comida. 

Como hemos dicho anteriormente, es importantísimo que el momento de comer sea un momento placentero, tanto para nosotros como para nuestro bebé. Probablemente, muchos de los trastornos de la alimentación infantiles o incluso de la adolescencia tengan su origen en las primeras experiencias con la comida. Si éstas son positivas y saludables es menos probable que aparezca rechazo a ciertos alimentos o fobia a la hora de comer.



Comidas rápidas y sencillas. 

Seamos sinceras, desde que hemos sido padres y madres tenemos muy poco tiempo para poder invertirlo en cosas superfluas. Con este método no tendremos que perder el tiempo triturando los alimentos ya que el bebé va a comer con nosotros y de lo que nosotros comamos. Simplemente deberemos adaptar un poco la comida familiar en función a las necesidades del bebé. Por ejemplo, hasta el año de vida no deberían tomar ni sal ni azúcar añadida.


Se acabaron las batallas campales. 

Creo que en este punto no tengo que explicar nada. Toda la familia debe de disfrutar de la comida.

No dejamos al bebé a un lado. 

Cuando le damos de comer al bebé aparte, distraerlo mientras comemos después es un verdadero reto. Sin embargo, con este método, el bebé come solo por lo que podemos incluirlo en las comidas familiares.

Comer fuera es más fácil. Y más económico!! 

Con este método no necesitaremos preparar absolutamente nada cuando salimos a comer fuera. En función de la edad de nuestro bebé y de cuánto lleve con alimentación complementaria podremos ofrecerle de los mismos alimentos. Lo único que destacaría en este punto es la falta de tronas en la mayoría de los restaurantes de nuestro entorno. Es una lástima que los restaurantes actuales estén preparados tan solo para los mayores aunque muchos de ellos se vendan como restaurantes familiares.

Es más barato. 

Y esto, en los tiempos en los que vivimos es importantísimo. Como el bebé come de la comida del resto de la familia no tendremos que gastar dinero en comprar y preparar comidas diferentes para él. Además, lo que preparemos nosotros será siempre mucho más sano y rico.





Bueno... pues creo que ya tenéis algunos beneficios o ventajas de este método. Otro día os hablaré de los inconvenientes... aunque os adelanto que merece la pena intentarlo.

Si os habéis quedado con ganas de saber más sobre el tema, no lo dudéis, consultad un post anterior donde hablo de libros a consultar. Entre ellos hay 3 que son fundamentales: El niño ya come solo, Gill Rappley (de dónde, por cierto, he sacado la mayor parte de este artículo); Se me hace bola, Julio Basulto; y Mi niño no me come, Carlos González. Son unos libros maravillosos, fáciles de leer y que aclararan muchísimas de vuestras dudas.

Y si queréis algo más autóctono, AQUÍ podéis consultar la presentación que el pasado mes de Noviembre nos obsequió nuestra maravillosa Amparo sobre Reincorporación al trabajo y Alimentación Complementaria.

Aunque, os aseguro que la mejor forma de ir disipando vuestras dudas es poneros manos a la masa... nunca mejor dicho!!!!



Eva Mª Sánchez Poyato
Secretaria de la Asociación Lactancia Priego Mejor Mamar


15 de febrero de 2016

Estivill vuelve a hablar... y a liarla!!!



Esta semana iba a hablar sobre Alimentación Complementaria para aprovechar y colaros la nueva aportación a nuestra Hemeroteca: la charla de nuestra maravillosa Amparo sobre reincorporación al trabajo y Alimentacion Complementaria. Todo el que quiere verla puede acceder a ella desde AQUÍ.

Sin embargo, algo se cruzó en mi camino... el señor Estivill!!! Y es que todos los medios de comunicación y difusión social están hablando de su nueva y ya famosa frase:


"Compartir cama con un niño noche sí, noche también altera la vida conyugal. Asimismo se produce una confusión de roles. El papel de madre anula el de esposa.” Doctor Eduard Estivill.

Y es que... no tiene desperdicio. Primero me indigné como madre, después como esposa, más tarde como mujer y por último como psicóloga. No lo podía dejar pasar. Así que decidí cambiar un poco el plan establecido y darle caña al tema.




Quería tratar el tema desde el punto de vista de la lactancia, ya que el colecho es una buena herramienta a favor de la lactancia materna y la mayoría de las madres que me leen estarán de acuerdo con ello. El maravilloso doctor, D. Carlos González dijo una frase en uno de sus libros que era algo así como:


"Las madres que dan el pecho no están preparadas para dormir durante toda la noche sino para dormirse antes".

Así que es innegable la importante relación entre colecho y lactancia.

Sin embargo, buscando información científica sobre el tema para poder argumentar bien mis razonamientos me encontré con que tenía el trabajo prácticamente hecho. Leí un maravilloso post de la página matronaonline.net que explicaba muy bien lo que yo quería decir así que... me aprovecho de ellas y os invito a leerlo. Del mismo modo os digo que es una página estupenda así que... visitadla!!!



Para poder ver el post al completo en su formato original podéis consultarlo AQUÍ.


Los roles de la mujer y Estivill


“Compartir cama con un niño noche sí, noche también altera la vida conyugal. Asimismo se produce una confusión de roles. El papel de madre anula el de esposa.” Doctor Eduard Estivill, publicado en su Facebook el pasado 8 de enero.


Para quien no lo conozca, este señor es un médico experto en sueño, creador del desgraciadamente famoso “Método Estivill” (que, por cierto, se parece sospechosamente al Método Ferber, promulgado con anterioridad al suyo). Este experto en sueño que necesita pastillas para dormir (de melatonina, tal y como explica en esta noticia) y que incluso llega a recomendarlas a bebés como puede leerse al final de ese artículo (he de decir que hace bien en recordar que siempre consultando con el pediatra, quien afortunadamente desaconsejará por completo esta práctica).
Se ha iniciado un debate en Twitter sobre este comentario en su red social y yo lo siento… pero necesito más de 140 caracteres para decir todo lo que tengo que decir. Mucho más.
Desde mi rol de matrona, profesional de referencia para la maternidad, le diré que existe una organización llamada Asociación Española de Pediatría (Aeped) donde podrá consultar todo acerca del colecho y la lactancia materna. ¿Qué por qué hablo sobre lactancia materna? pues sencillamente porque la Aeped y la OMS aconsejan la lactancia materna como mínimo durante 2 años, siendo los 6 primeros meses el alimento exclusivo del bebé y el año y medio mínimo más restante, complementándola con otros alimentos. Y mire usted qué cosas, que la Aeped informa de que con el colecho se fomenta la lactancia materna. No sólo el sistema hormonal que regula la producción láctea favorece un sueño más reparador en la mujer que amamanta que en aquellas que dan lactancia artificial, sino que la leche materna está a años luz de ser mejor digerida por los bebés que la artificial, por lo que él también dormirá mejor. Se lo resumo para que le resulte más sencillo de entender: la lactancia materna hace que bebés y mamás descansen mejor que con lactancia artificial, el colecho favorece la lactancia materna. ¿Le parece poco? Pues infórmese sobre los efectos protectores de la lactancia materna frente al cáncer de mama en las mujeres que amamantan y de la muerte súbita del lactante. Tiene más información sobre los beneficios de la lactancia aquí. Como médico es su obligación promocionar hábitos de vida saludables.


Desde mi rol de psicóloga en construcción le aconsejaré a usted y cualquier persona que se informe sobre los efectos neurotóxicos del cortisol, sustancia que se produce en situaciones de estrés, como esas que usted recomienda de dejar a los niños llorando sin atenderles “para que se acostumbren” y enlazo aquí con la indefensión aprendida, un término que debería conocer, puesto que sus repercusiones en la vida adulta pueden ser muy trascendentes. Y hablando de esto… no estaría de más que leyera algo sobre el apego y las consecuencias que puede tener en un adulto que de niño no haya logrado desarrollar una vinculación de apego seguro con su cuidador principal. Desde mi rol de matrona me parecía una vergüenza su método, pero al comenzar la carrera de Psicología desde luego que me llevé las manos a la cabeza. Quienes estén interesados en leer sobre el sueño infantil, recomiendo Dormir sin lágrimas, de Rosa Jové, basado en la evidencia científica.


Desde mi rol de sexóloga le aconsejo que deje el tema de las relaciones de pareja a un lado… y se centre en el tema del sueño, que es lo que le ocupa y con eso el resto de la humanidad tenemos más que suficiente. Lo mejor es que cada uno hable de lo que sepa, más que nada por no cometer la imprudencia de decir alguna tontería y quedar como un ignorante. En la noticia que enlazaba más arriba aparece como titular “Las parejas funcionarían mejor si durmiesen en camas separadas”. Le repito, limítese a hablar del sueño. Si su pareja funciona mejor durmiendo en camas separadas, felicidades, no sé ni si quiera si tiene pareja, su vida privada me interesa casi tan poco como su vida profesional. Puede afirmar que el sueño es de mayor calidad durmiendo en camas separadas, pero créame… usted no sabe ni de lejos qué es lo que tiene que hacer cada pareja para que su relación funcione, no sea tan simple.


Pero es que sigue hablando de la vida conyugal en su red social… que el colecho altera la vida conyugal… ¡y se queda tan ancho! Las relaciones de pareja son dinámicas y evolucionan: cambian con la llegada de un nuevo miembro a la familia, con un nuevo trabajo de alguno de los miembros de la pareja, con la pérdida de un trabajo, con el cuidado de un familiar dependiente, con una enfermedad, con una multitud de factores que influyen en la relación para bien o para mal. Le recuerdo que la mayoría de las parejas que tienen un bebé han deseado tenerlo, sabiendo muy bien que parte del tiempo que antes disponían para ellos ahora deben dedicárselo al bebé (al igual que ocurriría si el bebé durmiera en una cuna o en otra habitación incluso). Qué triste si la vida conyugal se limita a la cama… porque precisamente esas son las relaciones que se alteran, las que se basan en el coitocentrismo, las que no valoran las muestras de afecto, el cariño, las caricias, los besos, la protección, el amor, el respeto. ¿Sabe usted que las rutinas de pareja cambian al ser padres duerma donde duerma el bebé?, ¿sabe que la vida conyugal puede y debe cultivarse también fuera de la cama?, ¿sabe usted que la vida conyugal no se basa en la penetración?, ¿sabe usted que hay vida de pareja más allá de la conyugal?, ¿sabe usted que hay parejas que ni se casan e incluso parejas de 2 hombres y de 2 mujeres?, ¿sabe usted que cada relación de pareja es única e irrepetible y que sólo sus miembros deciden cómo vivirla para que funcione? Siento si le ha dado un parraque con esta dosis de realidad, pero… es lo que tiene dar pseudolecciones de terapia de pareja sin estar capacitado para ello.


Desde mi rol de mujer le indico que ese rol abarca todo, porque quien es madre no deja de ser abogada cuando cuida a su hijo, quien es esposa no deja de ser trabajadora por estar casada y así podría seguir, ¿confusión de roles? creo que la confusión la tiene usted, no nosotras con nuestros roles. Las mujeres, créame, podemos ser muchas cosas a la vez. No sólo podemos, sino que para lograr lo mismo que los hombres debemos ser muchas más cosas y en mayor medida que ellos. Desgraciadamente una mujer sigue cobrando menos que un hombre por realizar el mismo trabajo, desgraciadamente es la mujer en nuestra sociedad quien asume el cuidado de sus mayores cuando son dependientes, desgraciadamente la mujer en edad fértil lo tiene más crudo laboralmente que ellos porque se asume que la mujer será quien se encargue del cuidado de sus hijos y el hombre será un mero aportador de dinero a final de mes. No hay más que leer su estado en Facebook para ver que en ningún momento “alerta” de que colechar suponga el riesgo de que el rol de padre anule al rol de esposo. Eso no lo contempla, ¿no? El macho alfa es el macho alfa siempre, la mujer es la que debe cuidarse de no descuidar su rol de esposa. Por si no lo estudió en medicina, un bebé sale de un gameto masculino y de otro femenino. Tan madre es su madre, como padre su padre. Tan responsable de su crianza debe ser uno como el otro.


Es de sabios rectificar y disculparse, por eso en su caso no espero ninguna de las dos cosas, aunque realmente me alegraría editar el post agradeciendo sus disculpas por estos comentarios tan machistas y denigrantes hacia la mujer. Pese a quedar repetitiva, le aconsejo que hable del sueño, que es lo que le ocupa, y deje las relaciones de pareja y la crianza a un lado si no sabe sobre ello a nivel profesional.






Sólo tengo que añadir alguna cosita sobre este estupendo post: Dedíquese a lo que usted quiera y considere, Dr. Estivill, pero actualice sus conocimientos sobre el sueño infantil en función a todas las teorías existentes actualmente. Explique los "inconvenientes" que puede tener su método (para mí muchos más que beneficios) y que los padres decidan qué hacer en función de una información completa y correcta.



Ah!!! Y no me menosprecie por el hecho de ser mujer. Si quiere que no confundamos roles, trabaje a nuestro lado por una baja maternal digna, una correcta reincorporación al trabajo y una mejor conciliación laboral y familiar. No nos haga las cosas aún más difíciles con comentarios como el que ocupa este post.


Eva M" Sánchez Poyato
Secretaria de la Asociación Lactancia Priego Mejor Mamar
Madre, esposa, fisioterapeuta y psicóloga (estos son sólo algunos de mis roles diarios).


8 de febrero de 2016

La agitación del amamantamiento

Hoy vamos a explorar el lado oscuro de la lactancia, especialmente de la lactancia prolongada, momento en el cuál suele ocurrir este trastorno.



Si preguntamos a las madres con niños más mayores que siguen dando el pecho, por qué lo hacen... seguramente nos dirán que es maravilloso, que es estupendo, que es única la experiencia de sentir esa conexión tan íntima con su bebé... entonces, ¿cómo un acto tan maravilloso puede tener un lado oscuro? Pues lo tiene y se llama agitación del amamantamiento.

Yo no sabía que esto existía y la primera vez que escuché de su existencia fue en un curso básico de asesoramiento en lactancia materna. Cuando vi su nombre pensé que se refería a nervios por terminar de dar el pecho para poder dedicarse a otros quehaceres... nada más lejos de la realidad. Y, al igual que yo, seguro que muchos de vosotros aún no sabéis de que trata esta cosa tan rara. Pues, precisamente por eso, me veo en la obligación de divulgarlo, para que las madres que lo sufren, lo han sufrido en un momento determinado y lo puedan llegar a padecer vean que es algo, no normal, pero desde luego no responsabilidad de ellas. Muchas veces, el simple hecho de conocer que algo que nos pasa tiene nombre y apellidos y que le sucede a más personas nos puede ayudar a sobrellevarlo o incluso a superarlo. Ese es mi deseo, ayudar a aquellas mamás que puedan sentirse mal debido a este problema para que puedan continuar con su lactancia o llevar a cabo un destete respetuoso sin culpa.

Entonces, ¿de qué va esto?


Pues bien... tras hablar con mamás que lo han padecido, leer mucho sobre el tema e incluso llegar a experimentarlo en mi propia piel he de decir que no es nada agradable, todo lo contrario. Se trata de una sensación instintiva, casi animal, que ocurre dentro nuestra, mientras estamos amamantando a nuestro bebé y nos hace experimentar sentimientos negativos para con él y, sobre todo, con el hecho de amamantar. Estos sentimientos vienen seguidos de un sentimiento profundo de culpa al razonar sobre los mismos y no ser capaces de comprender como lo más maravilloso que tenemos en esta vida, nuestro bebé, y un acto que nos encanta compartir con él, amamantarlo, puede hacernos sentir de este modo... pero, vuelvo a repetir, es algo instintivo, irracional e imposible de evitar.

Hay quien lo define como una rechazo visceral hacia el niño mientras éste está mamando. La madre necesita que su bebé sea más independiente, que no demande tanto... a la vez que se siente un auténtico "monstruo" por tener este tipo de pensamientos sobre su hijo, por querer que alguien se lo lleve, que lo quiten de su vista, que deje de mamar de una veeeezzzz...



Otras madres hablan de una sensación de placer sexual durante el amamantamiento que aparece en un momento en el que no deberías sentir ese tipo de emociones. Algo que quieres evitar, rechazar, pero que no puedes. Lo que te obliga a rechinar los dientes y esperar que pase lo antes posible. Algo que no ocurre porque en estos momentos el reloj parece quedarse parado completamente, el tiempo no avanza y tú... te desesperas!!


¿En qué momento aparece?


Lo primero, no os preocupeis porque no le aparece a todo el mundo ni muchísimo menos. Sin embargo, se han detectado ciertos momentos en los que parece más frecuente que ocurran este tipo de sensaciones.


  • Bebés mayores (1, 2 o más años) que continúan lactando: Puede ser verdaderamente extenuante que un niño de esta edad demande pecho de forma continua, sin embargo, ocurre... especialmente durante la crisis de los dos años, momento en el cuál los bebés aumentan su demanda de forma exponencial, hasta un punto realmente desconcertante para las madres. Es lo que se denomina la traca final.
  • Durante el embarazo, cuando estás amamantando al hermanito mayor: El dolor o la molestia que siente la madre embarazada al aumentar la sensibilidad en el pecho y en los pezones puede llevar a ésta a experimentar este tipo de sentimientos. Sin embargo, me gustaría explicar en este punto que la agitación por amamantamiento no hace referencia a un dolor físico (ojalá fuera así de simple!!!).

  • Tras el nacimiento del hermano pequeño: Es un momento difícil donde las hormonas nos juegan malas pasadas, estamos físicamente agotadas del esfuerzo del nacimiento y los siguientes días... tampoco son fáciles. Además, son momentos en los que el hijo mayor también reclama la atención de su madre de la mejor forma en que sabe: mamando. Todos estos factores unidos pueden llevar a la madre a experimentar este tipo de emociones hacia el hermano mayor durante su lactancia.
  • Lactancias muy complicadas: Aquellas lactancias que no terminan de ser todo lo maravillosas que deberían debidas a anquiloglosia, mastitis, grietas... pueden desembocar en este tipo de sentimientos.

¿A qué se debe?


Pues... no está muy claro. Hay varias teorías que hablan de hormonas, de gasto energético... pero, realmente no se sabe a día de hoy.

Quizás, la teoría que más me convence es la que habla de las hormonas (concretamente la oxitocina), hormona que lleva a la madre a volcarse y a proteger a su cría más indefensa en detrimento de las demás que ya son más independientes y menos necesitadas de esta protección.

Esperemos que sigan investigando para darnos una explicación más concreta.



Y yo, ¿qué hago?


Pues bien... lo primero es leer este artículo y darte cuenta que no estás sola. Y, para ello, aquí te dejo un relato que una madre ha querido compartir con nosotras lo que para ella fue este proceso:


"Es una cosa muy mala porque tú quieres mucho a tu hijo y deseas mucho darle el pecho a tu hijo porque es lo mejor que te ha pasado en la vida y tienes muchas ganas de darle el pecho pero hay otra sensación a la vez muy mala como de empujarle, como de rechazo como NO, que a mí no te acerques.
Y luego... te sientes fatal porque luego lloraba y me sentía mala madre y un montón de tonterías pero claro... es que mi cuerpo me estaba diciendo que tenía otro ser dentro y que ya no podía hacer más.
La suerte que yo tuve es que mi hijo, al ser ya más grande, lo entendió perfectamente, yo lo pasé peor que él. Realmente fueron dos días o tres. Yo contaba: Te voy a dar tetilla hasta 20, vale? y después hasta 10 y después hasta 5 hasta que el niño ya dormía perfectamente sin su teti.
Es una sensación muy mala porque son dos sentimientos enfrentados: el amor y el odio, bueno... no es odio, es más bien rechazo porque realmente lo rechazas ya que el niño viene y tú lo rechazas. Luego te sientes fatal pero el primer gesto era: NO!".


Y, a parte de leer, ¿qué hago?


  • Busca a alguien que sepa de qué está hablando: un grupo de apoyo, otra madre que haya pasado por lo mismo, algún psicólogo que entienda de este tipo de temas (aviso, no es muy común en la carrera de psicología que te hablen de este tipo de sentimientos), pero, sobretodo, alguien empático que te escuche y comprenda tus palabras y tus sensaciones para que sea capaz de decirte que es NORMAL que te sientas así y que no eres una mala madre por ello. Como hemos dicho, el comprender lo que te está ocurriendo puede ayudarte a superarlo.
  • Identifica las tomas en las que sucede para tratar de limitarlas o eliminarlas. Aquí puedo contaros mi caso particular... a mí me sucedía cuando dormía a mi hija, la cuál es un hueso durillo de roer. Empezaba a moverse para un lado, para otro, a soltarse, a agarrarse, a darme patadas... y yo no sabía dónde meterme, cómo colocarme en esa mecedora, comodísima hasta el momento en que se convirtió en un auténtico potro de tortura. Pues, qué hice? me fue de allí. Desde entonces, mi niña se duerme en el sillón conmigo mientras que yo estoy tumbada al lado de su padre charlando con él. A mí se me hace más ameno y ella... aunque sigue moviéndose, le cuesta más "desengancharse".
  • Esperar puede ser otra opción. En ocasiones es algo temporal debido a la ovulación, a la regla... y suele desaparecer cuando transcurren dichos periodos.
  • Volver a revisar el enganche: Parece que todo lo solucionamos con eso pero es que es importantísimo. A veces, lo que creemos aprendido se vuelve tan automático que lo obviamos y le quitamos importancia pero... los niños crecen y su forma de mamar cambia. Cuando son más grandes se quedan más con el pezón, aprientan más con los dientes, se colocan en mil y una posturas (hasta llegan a hacer el pino). Por tanto, corregir esta posición puede hacer que disminuya esta sensación de rechazo al disminuir el roce.
  • Hablar con el niño: Pues sí, ya son niños más mayores y pueden comprender que mamá no se siente bien, además, son la otra parte involucrada y tienen derecho a saber qué pasa con su teti. Podemos explicarles lo que pasa, lo que sentimos y hacerles entender que lo que nos pasa no tiene nada que ver con no querer estar con él. Quizás esto haga que mame en menos rato o se duerman abrazados a papá.
  • Y, aunque no me guste decirlo, puede ser que la mejor solución para ambos, si todo lo demás falla, sea el destete. La lactancia ha de durar hasta que la madre y el bebé lo deseen (AMBOS), por tanto, si para uno de ellos deja de ser algo placentero y se convierte en un auténtico martirio, quizás haya llegado el momento del destete. En este caso, os aconsejo un destete respetuoso para ambos.
Y, si queréis saber más sobre el tema, aquí os dejo algunas páginas que os pueden venir bien: Bebés y másMaternidad continuum, El Bebé, Espacio Lactancia, La Leche League.


Eva María Sánchez Poyato
Secretaria de la Asociación Lactancia Priego Mejor Mamar

1 de febrero de 2016

Actividades del mes de Enero

Este mes los protagonistas han sido los pediatras de nuestro Centro de Salud, nuestros referentes, a los que confiamos la salud de nuestros hijos... El tema propuesto ha sido: "Patologías de Invierno, ¿cuándo llevar al bebé al pediatra? Una auténtica maravilla de reunión!!!



De momento tengo que decir que la asistencia fue extraordinaria. La charla se realizó en el Centro de Salud, hogar de estos profesionales. Y los encargados de llevarla a cabo fueron Isaac Buedo y Ana María Baena.



La reunión la inauguró Isaac, el cuál nos habló de la fiebre, amiga de la salud de nuestros hijos. Y como a cualquier amigo, había que permitirle realizar su función sin interrupciones aunque con cierta vigilancia. Contestó a todas nuestras preguntas y dudas al respecto, cómo: ¿cuándo se considera fiebre? Pues bien, nos explicó estupendamente que según la guía de salud sobre el proceso de la fiebre en la infancia de la Junta de Andalucía, se considera fiebre por encima de 37,5º en la axila y de 38º en el recto. Sin embargo, también nos explicó que, en función del organismo donde consultáramos dichas medidas, los números podían variar medio grado arriba o abajo. 



Tras contestar a nuestras numerosas dudas dio paso a su compañera, Ana María, una estupenda profesional que tengo la suerte de conocer en primera persona porque es la pediatra de mi pequeña. Ana María nos habló del gran enemigo de nuestros hijos durante el invierno: los mocos. Entre otras muchas cosas nos habló de la frecuencia de los mismos, a qué eran debidos y cómo actuar ante ellos.



Al finalizar de su exposición fue cuando realmente se animó la cosa. Las mamás comenzaron a preguntar todas sus dudas sobre los temas expuestos sobre la mesa y sobre otro que tenemos pendiente de hablar con ellos: las vacunas. Tanto Ana María, como Isaac y su compañera Paqui Aguilera (la cuál también vino a  acompañarnos y escuchar a sus compañeros) respondieron a todas las cuestiones que se plantearon de manera clara y directa. Sin embargo, el tiempo no dio para más y se quedó pendiente otra futura charla con ellos en la que nos pondrían al día de otros temas que también nos preocupan a las mamás.



La verdad es que fue una charla amena y muy productiva. Sin embargo, sé que much@s de vosotr@s no pudisteis asistir por diferentes motivos. Pero, no os preocupeis!!! En la Asociación hemos pensado en vosotr@s y hemos buscado una solución alternativa (aunque nunca será tan enriquecedora como ver estas charlas en directo). Hemos creado un nuevo apartado en el blog al que hemos llamado HEMEROTECA. En este apartado colgaremos la documentación que los ponentes de estas charlas nos faciliten y quizás algún video de las mismas. 


Y, a vosotros, qué os pareció la charla?? Venga!!! Animaos a comentar y dejar en el blog vuestras impresiones.

Eva María Sánchez Poyato
Secretaria de la Asociación Lactancia Priego Mejor Mamar